Tengo la suerte de conocerla muchos años, de sentirla como una hermana espiritual. Podría haberos contado otras "hazañas" suyas, pero la que coincide ahora mismo es la de Andahuaylillas, un lugar de Perú al que ha vuelto por tercera vez para poder continuar lo que empezó como cooperante internacional de Esperanzas sin fronteras.
Pero mejor no me enrrollo más, y paso a transcribiros la primera crónica que nos hizo llegar.
La podéis leer aquí: Anaïs desde Perú
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