A menudo escuchamos a personas de mediana edad lamentarse de sus achaques, de lo malo que es cumplir años, de que “un@ no es lo que era”, y si son mujeres amas de casa que han centrado toda su vida en la crianza y ahora padecen el síndrome del nido vacío, esta sensación de inutilidad se acrecienta.
Creo que, a veces, puede resultar interesante colocarse las gafas de color de rosa para que aunque la vida, en ocasiones, nos resulte un poco oscura podamos darle un toque de color. Porque cuando entramos en esta franja de edad, puede ser tranquilizador hacer un repaso de quiénes somos y con qué contamos. Seguramente nos dará el valor de reconocer la realidad, nuestra realidad, y aceptándola hacer más llevaderos y felices los días que nos queden por vivir.
Cierto es que el tiempo pasa, los años se suceden y cada vez por ley natural estamos más cerca del final. Pero es algo que no hemos de plantearnos si no más bien, procurar vivir con intensidad el día a día y emprender nuevos proyectos, nuevas ilusiones para mantener la chispa encendida. También es cierto que el cuerpo ya no aguanta… lo que aguantaba, pero sé que es mucho peor mantenerse quietos. Emprender alguna actividad física permite que el deterioro debido al paso del tiempo, sea menor y vaya avanzando más lentamente. Pero todavía nos hace sentir mejor una actividad “interior”, un ejercicio de apertura a la Vida, admitir la constante sorpresa por tantas cosas que podemos aprender, las ganas de escuchar y de interactuar… Y sin comparaciones reconocernos en la medida de lo que intentamos hacer y de lo que estamos consiguiendo, de modo que la autoestima se vea fortalecida.
El hecho de relacionarse con personas jóvenes aporta frescura y nos puede enriquecer con lo saben, lo que también a nivel de conocimientos y tecnología nos pueden enseñar. Y asumir, así mismo, que las personas más mayores tienen una gran experiencia de vida que no puede quedar en saco roto. Pero… creo que la edad proporciona algo que cuando se es joven no se valora lo suficiente, y que incluso en muchas ocasiones se menosprecia: la experiencia. Y he de aceptar que cuando se tiene juventud se puede considerar que ya se sabe todo o casi todo y que a veces no vale lo que l@s demás digan, sobre todo si son personas más mayores.
No hace tanto tiempo que mi madre me decía “ya te acordarás de lo que te digo…” uf, ¡y es verdad! Cuánta razón tenían sus palabras, porque si algo tiene la experiencia es “ver” lo que puede suceder en determinada circunstancia, entender que todo tiene un principio y un final, intuir sobre el devenir de las personas, aceptar que ciertos comportamientos suelen conducir a ciertos resultados… y enseña a tener paciencia y cordura.
Algunas mujeres de mi edad, ya no quieren celebrar su cumpleaños y es algo que a mí me encanta. Dentro de poco será el mío -taitantos- como decía una cómica en no sé cual parodia, y estoy contenta de ver que tengo un año más… que cada día son más las cosas que puedo aprender, que puedo hacer y también, por qué no, puedo comunicar.
Y a pesar de que acepto como verdad incuestionable la realidad de que cada cual ha de vivir su propia vida para adquirir sus propias experiencias, también es cierto que como reza el dicho “la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo”. La población en nuestro Estado es cada vez más mayor, así hoy consideramos anciana a una persona de más de 80 años por lo que habrían muchas vivencias que se podrían escuchar con el fin de tener otra perspectiva de la vida. Bastaría no olvidar que todas las personas que ahora somos más mayores también fuimos algún día jóvenes.
Así, con toda esta reflexión, poco a poco voy integrando algo que me repetía mi padre en mis años mozos, cuando no quería escuchar y que entonces me molestaba mucho: que “el diablo sabe más por viejo que por diablo”
Con Amor.
Autora invitada
Concha.
4 personas:
Me ha encantado Concha. Siempre me encanta leerte.
Completamente de acuerdo contigo, sobre todo, en que hay que aligerar la mochila en el tramo final del trayecto y disfrutar más, si cabe, del paisaje. Me ha encantado lo de las gafas color de rosa (yo también utilizo esta expresión!!!).
Sé que eres una persona con alicientes, con metas y motivaciones. Así es que, puedo estar segura que estás disfrutando muchísimo de tu "momento".
Eres la de las fotos ¿¿verdad?? jejejeje, ¿Puede que también esté tu nuera? O me he liado?? Jejejejeje
No te equivocas, linda. Mi madre, mi padre, mis dos nueras... y mi nieto en la pancheta de una de ellas. ¡Cuatro generaciones! Ciertamente un lujazo.
.Podemos estar recertivos a la vida y crecer con lo que nos trae aceptando las etapas de la vida o podemos engañarnos a la evidencia de la realidad con falsas ilusiones puestas hacia fuera, o que nos vienen desde fuera. Si nos damos cuenta del momento y lo reconocemos , la vida se abre con nosotros pues forma parte de nuestra naturaleza. Cuando la mente niega la realidad caemos en otras cuestrnes que se ven reflejadas desde el físico o la mente. Aparece el dolor del alma de la no aceptación del día a día. Y ¿que tal si aceptamos la realidad de quienes somos como seres humanos que formamos parte de esta existencia con este cuerpo físico? y agradecemos a la vida la sabiduría que nos viene dada generación tras generación de nuestras generaciones mayoraes y aceptamos que nosotros tambien llegaremos a esa etapa de la vida con todo lo que trae?, tal vez eso nos haga más conscientes de vivir el momento y disfrutarlo , sin más juicio, tan sólo viviéndolo, desde la realidad . Con amor.
Cristina
Claro esta que la experiencia marca,cuando estas receptivo a la vida, todos nos enseñamos, pero cierto es que nuestros mayores..van perdiendo el eje de la vida, ellos nos enseñan desde pequeños,mejor? peor? no importan, lo que si que ellos son nuestros Maestros.
Y no importa que lo hagan bien o mal, ESO NO IMPORTA, lo hacen y punto.
Yo especificamente doy gracias a mis padres, ambos con vida y con 83 añitos, de ser "mis maestros" de vida, gracias a sus experiencias personales ,he aprendido a crecer como mujer, como madre ,como adulta y como ser individual que soy y amarlos incondicionalmente.
Desde aqui, hago un reconocimiento a todos nuestros mayores, porque queramos o no, son maestros de la vida.
Mirar con los ojos de amor y del perdon,a todos aquellos con los que esteis "en deuda", perdonarlos y darles las gracias, por lo bueno o malo que aportaron a vuestras vidas.
Nosotros tambien llegaremos a mayores( viejos no me gusta) y seguiremos nuestro rumbo y querremos que nos mimen, que nos quieran.
Piensa: ¿tienes algo que liberar con tus mayores?
Hazlo, te animo, ese será vuestro REGALO.
Con Amor.
Carmen
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