26 abr 2010

MOLTA FORÇA, VICENÇ!

En todas las poblaciones hay personajes peculiares, que acaban formando parte de la vida cotidiana de los ciudadanos. El Senyor Vicenç es uno de estos personajes. Es de esas personas que hace 30 años ya era viejo, y que no ha cambiado nada en todos estos años: es un señor flaco, con barba blanca, que todos los inviernos vestía el mismo anorak azul chillón, y todos los veranos los mismos pantalones cortos. Explicaba historias rarísimas, regalaba poemas mecanografiados en hojas de papel chiquititas. Es todo un filósofo, excéntrico y entrañable.
Yo lo veía Rambleando cuando volvía del cole, de adolescente le seguíamos la beta y le dábamos cuerda para que nos contara sus cosas, de más mayor muchas veces le esquivaba para ahorrarme la charla, y más recientemente, le veía por la calle paseando con mi hija. En fin, que siempre ha estado aquí. Tiene hasta un grupo en Facebook con más de 3.500 seguidores llamado “Soy de Sabadell y he hablado con el Sr.Viçens”. Y es que todo el mundo ha hablado alguna vez con él, y si no se ha parado a hablar o a escuchar, sabe quién es. Es parte del paisaje de la ciudad.
El pasado mes de febrero el Sr. Vicenç sufrió una agresión brutal con el siguiente resultado: fractura nasal, craneal, rotura de costillas y ha quedado tetrapléjico. Cuando me lo contaron, pensaba que era una leyenda urbana. Simplemente, era algo increíble. Era imposible que alguien le hubiera hecho daño a un hombre mayor, indefenso e inofensivo. Lamentablemente, desgraciadamente e increíblemente... es cierto.
La versión oficial dice que el agresor es el padre de una adolescente a quien el Sr. Vicenç estaría molestando y le dio un empujón, con el fatal resultado que ya he comentado. No soy ninguna experta, pero me cuesta creer que una mala caída provocada por un empujón tenga como resultado semejante parte de lesiones.
Aunque parezca increíble, aún es posible sentirse más indignado. Sí. La indignación y la incredulidad crece y crece cuando uno se entera de que el agresor se encuentra en libertad con cargos, mientras el Sr. Vicenç está ingresado en la habitación 120 de la planta 0 del Instituto Guttman, recuperándose de una traqueotomía. Hace mucho que dejé de creer en la justicia. Lamentablemente, cosas así reafirman mi postura.
Es increíble, me aterroriza, me pone los pelos de punta, me entristece, me enciende, me indigna y me revuelve por dentro ver que convivimos con monstruos así, con individuos (que no personas) capaces de cometer semejante salvajada, a plena luz del día, sin pensar en las consecuencias. Y me produce los mismos sentimientos pensar que una persona tan pacífica haya tenido la desgracia y la fatalidad de cruzarse con semejante monstruo.
Desde aquí quiero mandarle muchísimos ánimos, también a su familia. Espero volver a cruzarme con él pronto, que vuelva a formar parte del paisaje cotidiano de la ciudad, como ha hecho tantos años.
Y espero no cruzarme nunca con quien ha truncado su vida, que por desgracia para todos nosotros, también vive en esta ciudad.
Molta força, Vicenç! Estem amb tu.

5 personas:

Verónica Ortega on 26 de abril de 2010, 9:19 dijo...

Me has dejado sin palabras, Bela, en la primera parte de tu artículo me ha parecido muy muy entrañable lo que contabas, y me ha sentado como un jarro de agua fría la brutal injusticia que el destino le deparaba a este gran personaje. Espero que se recupere y sobre todo, como a ti, me indigna que a veces no exista la justicia. Es horrible tener que compartir planeta con "gente" tan monstuosa como la que es capaz de hacer cosas como esa.

Gracias por "presentarnos" al Senyor Vicenç.

Amama Doula on 26 de abril de 2010, 11:29 dijo...

Vaya, Bela, cómo lamento este hecho. Es una pena que sucedan cosas como ésta, pero por desgracia existen las personas violentas quienes necesitan una víctima expiatoria a quien lanzar su frustración y su brutalidad.

Yo tampoco creo en la justicia, tal y como aquí se entiende. Tristemente tengo mis experiencias con "la ley" también.

Mi apoyo para el sr. Vicenç y para su familia. Ojalá se recupere y pueda seguir aportando su buen hacer.

Lorena A. Martí on 26 de abril de 2010, 11:31 dijo...

Tengo lágrimas en los ojos... Yo también esperaba una historia con final feliz, después de haber empezado con un personaje tan singular... Pero no solo es triste, sino que también es injusta... eso es lo peor de todo.

Madre mía, justamente, ayer pensaba en escribir un artículo sobre lo desnaturalizados que estamos... lo que distamos de la esencia del ser humano. Nos estamos convirtiendo en monstruos, y cuando leo y escucho historias como estas de maltrato a niños o adultos, a animales, etc. cada vez lo tengo más claro...

Vicenç, molta força per tornar als teus carrers, necessitm gent com tu per donar-li color a la vida.

Daián dijo...

Me ha dejado helada este post, qué fuerte, en qué mundo vivimos... Creo que casi todos tenemos en nuestro pueblo a nuestro propio "Senyor Vincenç" y nos hemos puesto en vuestro lugar imaginando la situación.

Espero que se recupere lo mejor posible, algo que a esas edades cada vez es más difícil, pero he visto el apoyo que tiene en Sabadell y seguro que lo consigue.

Elisa dijo...

increible, no encuentro palabras. Lo que me da más miedo es que el mundo cada vez se llena más de esas "no personas". Un claro ejemplo de la no evolución de la humanidad. Por suerte, una mínima parte sí que sigue evolucionando. Una abraçada ben forta al sr. Vicenç!

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