CONSTELACIONES FAMILIARES

Bert Hellinger, padre de las “Terapias sistémicas” y las “Constelaciones familiares” es un psicoanalista alemán que ha estudiado hasta que punto nuestro ego es capaz de ocultar parte de una realidad que no queremos -o no podemos- ver y que nos hace desconectarnos de nuestra alma. Sus terapias van encaminadas a liberar a las personas de conflictos adquiridos a través de hechos ocurridos en la historia de la familia.

A través de varias generaciones pueden transmitirse hechos traumáticos cuya consecuencia es un desorden personal, una situación de tensión que produce un malestar. Hechos de guerra, violencia familiar, muertes, abortos… situaciones que pueden afectar hasta el punto de producir somatización de diversas enfermedades, miedo, depresión, ansiedad, dolor de cabeza, enfermedad…

Uno de los temas que más me ha llamado la atención cuando he acudido a una Constelación, ya sea directa o como persona de apoyo, es la situación entre padres e hijos. He visto hasta qué punto una realidad que no se ha integrado daña el presente de la persona y la de sus futuras generaciones.

Así, el ser que no asimila todo lo que no ha sido satisfecho en su infancia, que no entiende que nadie puede dar más de lo que ha recibido y que no acepta que sus padres han hecho lo mejor que han sabido, está predispuesto a repetirlo. Porque esa persona, que todavía sique siendo un niño herido, forma parte de un Sistema Familiar… herido.

Durante las Constelaciones, el terapeuta utiliza rituales y frases sanadoras, pero el proceso se efectúa desde el corazón, desde el alma de la persona que quiere constelar. Porque se nace en una familia donde la información biológica, genética, ha sido transmitida por nuestros antepasados a todos y cada uno de los miembros del sistema. Y los cambios suceden desde el subconsciente profundo. Y las soluciones se consiguen tras una armonía entre el alma y una disposición a vivir de acuerdo con lo que el corazón nos dicte.

Para ello, el cambio de conducta es primordial a pesar de que supone una ruptura con antiguas pautas de comportamiento, con la anterior manera de pensar… y esto en muchas ocasiones produce una sensación de dolor al tener que enfrentarse a cierta situación… dolorosa.
A menudo me llama la atención el hecho de personas adultas que, habiendo juzgado la actitud de sus padres con respecto a ellos, y teniendo una conciencia muy clara de no querer hacer lo mismo… repiten esos mismos patrones, desde la inconsciencia y sin tener capacidad para reconocerlo, porque el hecho doloroso de lo que vivieron con sus padres no lo pueden aceptar para ellos mismos.

Y esto es algo que estoy viendo, tristemente muy a menudo, en el contexto de madres jóvenes que pretenden hacer lo mejor, ser las mejores con todo su amor… y que en un momento, casi de repente se dan cuenta de que no todo es tan sencillo como parecía. Y no saben cómo manejarse con un bebé de tres meses cuando llora, o qué hacer cuando su hijo de tres años coge una pataleta, o cuando su hija de 10 años le lleva la contraria en todo, o cuando su hijo adolescente no aparece en toda la noche por casa… y es que esas mujeres intentan educar amorosamente arrastrando un gran lastre por los juicios emitidos hacia su propia madre, quien a su vez arrastró la historia de dolor e incomprensión de la suya…

El tema de las Constelaciones Familiares es algo que no puedo explicar en unas líneas, pero que desde mi experiencia, resulta altamente sanador. Es algo que no se puede entender desde la mente racional, porque como ya dije, es algo que pertenece al alma y sólo se puede entender desde una apertura del corazón.

Pero puedo recomendar esta terapia a aquellas personas que perciban un eslabón perdido en sus vidas, que aún a pesar de su empeño no logran la felicidad deseada porque no terminan de comprender el porqué de algunas cosas. Antes de culpabilizar a cualquiera, a la misma Vida incluso, las Constelaciones Familiares pueden suponer un contacto con una realidad oculta que nos puede conducir a la consecución de la dicha que andamos buscando.

Y recomendaría, por último, que si alguien se decide a realizarlas, busque un terapeuta cualificado y con referencias, pues ante la buena respuesta de estas terapias, han proliferado “l@s constelador@s” con cierta falta de escrúpulos…

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